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mente nos vamos a tener que creer que si el gas natural vehicular se
convierte en una alternativa real al gasóleo, los Estados miembros no
van a imponer una mayor fiscalidad a este producto, no ya para recau-
dar más, sino para compensar con lo que se pierda del gasóleo? Perso-
nalmente, nos cuesta mucho creerlo.
Otro problema, y no menor, es el de las estaciones de carga. Baste
decir que España es el país de la Unión Europea que cuenta con más
estaciones de carga (19, más 10 previstas para ser inauguradas próxi-
mamente) y no da para que un camión pueda moverse libremente por
todo el territorio nacional. Hoy en día, las empresas que tienen unida-
des de gas natural cuentan con una estación de carga propia y emplean
estos vehículos en rutas donde no se compromete su autonomía. Si se
utiliza el gas natural licuado, la autonomía aumenta.
Porque se pueden contemplar los vehículos duales, es decir, con motor
que puede servirse tanto de gasóleo como de gas natural, asegura la
autonomía del camión, pero se pierde gran parte del atractivo medioam-
biental y económico.
Otro de los inconvenientes es el mayor precio de adquisición de los
vehículos propulsados por gas natural. Un inconveniente que para los
transportistas está pudiendo más que el potencial ahorro económico
derivado del uso de este combustible, ya que al no contar con ayudas de
la Administración, el periodo para amortizar el exceso de precio es de
cinco años, en el caso de un camión pesado, y al precio que tiene hoy en
día el gas natural.
No hay demanda, no hay oferta
A la vez, la no demanda de vehículos de gas natural lleva a los fabri-
cantes a no contar con una gran oferta de vehículos. No son pocos los
que se echan para atrás por dos motivos añadidos relacionados con la
oferta de vehículos. El primero de ellos es la escasa potencia de los
motores propulsados por gas natural, por debajo de la media de 470 CV,
que es la potencia más del gusto de los transportistas españoles y que
para el tráfico internacional y la orografía de este país es más adecua-
da. El segundo inconveniente, sobre todo para los que hacen interna-
cional, es que no están disponibles en valores de emisiones Euro 6 por
incompatibilidad tecnológica entre el sistema de postratamiento de los
gases de escape y el empleo de gas natural vehicular.
En cuanto a temas de seguridad, el gas natural es absolutamente segu-
ro, ya que no es tóxico, no puede adulterarse, no se condensa, no ahoga
el motor y desaparece en caso de fuga, ya que tiene menos densidad que
el aire.