Los neumáticos de segunda mano no son seguros

Hoy mismo se ha presentado un estudio realizado por la Comisión de Fabricantes de Neumáticos, en el que participan los cinco principales fabricantes, Michelin, Goodyear, Bridgestone, Pirelli y Continental.

En él se pone de manifiesto la decisión tan peligrosa que puede ser incorporar neumáticos de segunda mano a nuestros vehículos.

En este caso, esta advertencia está más dirigida a los usuarios de turismo que de industriales, por razones obvias, pero no podemos obviar que esta realidad puede extenderse dadas las actuales circunstancias críticas que atraviesa el sector.

Cuando un usuario pone neumáticos de segunda mano en su coche (esperemos que no suceda esto en camiones) realmente no puede ser consciente de la decisión tan peligrosa que está adoptando. Cuatro son los pilares de la seguridad del vehículo, los frenos, la dirección, la suspensión y los neumáticos. Y ninguno de ellos puede estar en condiciones defectuosas. Los neumáticos con el contacto del vehículo con la carretera. Un neumático de segunda mano genera muchas dudas, sobre su procedencia, su uso anterior, su estado real (aunque le queden varios milímetros de hendidura (los neumáticos nuevos tienen 8 milímetros, en el caso de los turismos)… y todo esto va directamente contra nuestra seguridad.

Hasta 2008/2009 España era exportadora de neumáticos de segunda mano a países más pobres, Norte de África principalmente. Ahora España es importadora de neumáticos de segunda mano, de Alemania, Francia,… países que ahora son más ricos que nosotros.

Son bastantes los talleres, lo que se duda es que sean realmente talleres oficiales, que han accedido a esta práctica, cuando no deberían hacerlo en ningún caso ya que están asumiendo una enorme responsabilidad, porque del estado del neumático hasta su montaje en el vehículo se responsabilizan ellos (de que sean aptos para la circulación, posibles defectos ocultos, etc.)

Una vez más nos encontramos con que no hay una normativa que regule este mercado y si la hubiera probablemente no existiría porque la ventaja de estos neumáticos frente a los nuevos es ni más ni menos que el precio. Una regulación los encarecería y dejaría de hacerlos interesantes.

El taller que los comercializa y monta tiene su responsabilidad, pero el usuario también, porque claramente sabe que está comprando neumáticos de segunda mano, y como conductor que ha aprobado el Carné de conducir y tiene obligación de conocer su normativa específica, sabe que el estado de los neumáticos redunda directamente en su seguridad.

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