Esta semana hemos visto cómo los aproximadamente 70 pequeños transportistas que trabajan para Leche Celta (situada en Lugo, Meira, y perteneciente al grupo portugués Lactogal) han visto muy seriamente amenazado su trabajo por la entrada en juego de un grupo logístico español de transporte “con sede en más de 30 países”.
Al final el funcionamiento es siempre el mismo, un operador logístico internacional, ya sea foráneo o español, oferta sus servicios de transporte a un fabricante o cargador importante en la zona, normalmente con precios por encima de un 20% más bajos que los que vienen cobrando los pequeños transportistas de la zona. Pero al final, el grupo logístico con lo que cuenta es con que sean esos mismos transportistas los que sigan haciendo el mismo trabajo pero con las condiciones que ahora ellos imponen. Es decir, revientan el mercado de la zona porque ellos solo tienen que ganar, no exponen nada, el transporte lo van a seguir haciendo los mismos.
Esta situación la hemos vivido ya unas cuantas veces, por desgracia, el más conocido fue el caso de Cunex Industries, que llevó a FENADISMER a denunciar a la compañía por imponer condiciones abusivas a los transportistas y la sentencia resultó favorable a los transportistas demandantes por entender el Tribunal Supremo que se había producido una situación de abuso por parte de la cargadora imponiendo a los transportistas precios por debajo de costes.
Esto mismo es lo que Leche Celta pretendía hacer por medio de este grupo logístico y que finalmente no va a hacer ya que la presión ejercida por los transportistas autónomos y la negociación llevada a cabo entre representantes de la empresa, las principales asociaciones gallegas de transportistas, Ascentra y Apetamcor, ambas pertenecientes a FENADISMER, y los transportistas ha devuelto la sensatez y al menos hasta finales de año se mantienen las condiciones como estaban (con un pequeña rebaja del 1% en el precio del combustible que paga la empresa).