Una vez más las empresas concesionarias de autopistas de peaje instan a la Ministra de Fomento a la implantación de peajes en aquellas vías que ahora mismo están libres de ellos.
La crisis se ha cebado con muchos sectores económicos, uno de ellos son las autopistas de peaje, muchas de ellas ya en situación de concurso, en quiebra y a punto de ser recuperadas con fondos estatales, es decir con nuestros impuestos.
Las que no están en esta triste situación, han visto mermados sus ingresos y quieren renegociar las condiciones de sus concesiones con el Estado, con el Ministerio de Fomento. Lógico, lo que ya no entendemos ni nos gusta es que esta renegociación implique que una vez más el presidente de ASETA, organización que integra a estas empresas concesionarias, haya instado a la Ministra de Fomento a implantar peaje en las vías que ahora mismo están libres de peaje, ya que todos los países de nuestro entorno lo están haciendo, porque supondría una recaudación para el Estado de 10.000 millones de euros anuales adicionales (en función de la tarificación que se implantara) y porque, además, al ser todas las vías rápidas y de capacidad de peaje no se verían penalizadas solo las que ellos gestionan con sus concesiones. ¡Ah! Y la última recomendación que se permite hacer a la Ministra de Fomento, es que Fomento recupere la M-50 y la haga de peaje.
En fin, ahorremos comentarios. Lo que nos parece, como mínimo, un recurso muy fácil es recurrir al Estado y a su capacidad de imponer impuestos como una medida que salve nuestra propia incapacidad empresarial. Ya nos gustaría a nosotros poder sugerir al Estado que impusiera nuevos impuestos que puedan paliar la sangría de empresas del transporte que están obligadas a cerrar sus puertas un día detrás de otro.
A ver si somos un poco más serios y nos miramos nuestro propio ombligo antes de pretender que nos saquen los demás las castañas del fuego.
Afortunadamente, Ana Pastor se ha manifestado reiteradamente en contra de esta opción ya que considera que la situación actual del transporte español y de la economía en general no están en condiciones de soportar un nuevo impuesto más.