La Comisión de Fabricantes de Neumáticos ha organizado una charla con expertos para debatir sobre la marcha de la etiqueta europea de los neumáticos. La conclusión es que falta mucho por hacer para que el usuario se guíe por la etiqueta que identifica tres aspectos fundamentales del funcionamiento del neumático para decidir su compra. Sobre todo porque la etiqueta certifica cómo se comporta el neumático en términos de seguridad (frenada en mojado), eficiencia medioambiental (ruido) y economía (resistencia a la rodadura), pero no dice nada de la calidad de los mismos o de otro aspecto fundamental como es la durabilidad.
Y en los tiempos que corren todos tenemos claro que lo más importante para muchos a la hora de decidir la opción de compra de un neumático (hablamos de cliente profesional) es la durabilidad, la economía de consumo y la seguridad y además, el precio.
Convencidos de que el neumático es un elemento clave tanto en la seguridad vial como en el ahorro de combustible, la Comisión Europea fijó la obligatoriedad de que los neumáticos (todos excepto los recauchutados y los de usos muy específicos como los de vehículos clásicos, los que incorporan clavos…) incorporaran una etiqueta, muy similar a la que estamos más que acostumbrados a ver en los electrodomésticos, y que indicara el comportamiento del neumático en tres valores: economía (de la A a la G, siendo el A el más ahorrador y el G el de más consumo) que se mide por la resistencia a la rodadura; eficiencia medioambiental (ruido externo que se mide en decibelios) y seguridad (también de la A a la G y se mide por la distancia de frenado cuando el suelo está mojado). Ahora bien, la certificación de uno u otro valor lo hace el propio fabricante tras la realización de infinidad de pruebas con sus propios medios y recurriendo a organismos independientes como es el caso de IDIADA en España.
Cuando hace dos años que ha entrado en vigor la incorporación de la etiqueta, desaparecen de la clasificación de la misma (no se pueden comercializar a partir del 1 de noviembre próximo) los neumáticos con valor G de economía de consumo ni los de valor F de seguridad. En dos años, en 2016, también dejarán de comercializarse los de valor F de economía y E de seguridad.
Los talleres o cualquier otro lugar donde se adquieran los neumáticos tienen la obligación de informar sobre la etiqueta de los neumáticos que el cliente compra e incluir esa información por escrito en la documentación que le dé (factura, albarán…) de tal forma, que pueda analizar el comportamiento de los neumáticos en esos tres valores y le pueda servir de guía para la próxima compra.
Sin embargo, la experiencia es que tanto los talleres como los clientes están todavía muy verdes en este tema. Es raro el cliente que se interesa por la etiqueta y es habitual que en el centro donde se adquieran los neumáticos tampoco se informe sobre la misma, y que la etiqueta está muy bien pero no certifica dos aspectos fundamentales de la vida del neumático, ni la durabilidad ni la calidad.
Y es que son dos valores de muy difícil certificación y encuadre en un solo valor. La durabilidad no depende solo del compuesto del neumático, que también, sino sobre todo del uso que se haga de él, tipo de recorrido, de vía, estilo de conducción…