Vaya panorama

Vaya panorama

Parece que todos los sectores de la economía y de la actividad empresarial en España tienen derecho a mejorar, dejando atrás lo más duro de la crisis. Todos menos el transporte que, cuando debiera estar levantando la cabeza, se ve rodeado de bastantes amenazas e incertidumbres.

La pregunta que nos hacemos es, ¿cuánto tiempo más podrá resistir el sector las enormes presiones que vienen desde diferentes ámbitos de la actividad económica, empresarial y política? Aunque no es el sector el que tiene que resistir las presiones, sino nuestros gobernantes.

Nos estamos refiriendo como bien os imagináis a los peajes, a los impuestos sobre carburantes, al aumento de la carga de los vehículos e, incluso, a la competencia desleal. Porque en las últimas semanas estamos asistiendo con los ojos, cada vez más abiertos, al espectáculo deber cómo otros reclaman sobrecostes para un sector ya de por sí excesivamente cargado. Cargado de costes, de regulaciones, de trabas, de legalidades y de razón. Sí, también de razón.

Vamos por partes. Los peajes. Se ha puesto en marcha el Plan de desvío voluntario de camiones y con los primeros datos en la mano el resultado es más que decepcionante, para Fomento, claro. Solo seis tramos y poco más de 300 kilómetros puestos en marcha daban para muy poco. A lo que hay que sumar dos hechos: los descuentos no llegan en todos los tramos al 50% y además son incompatibles con los que tienen las empresas de transporte ya concertados con las concesionarias por frecuencia de uso, etc. Las organizaciones empresariales advirtieron de lo poco ambicioso del Plan puesto a prueba, y deben saber algo del tema, creemos.

Cuando el tema de los peajes estaba claro, voluntario y consensuado con el sector. El RACC (Real Automóvil Club de Cataluña) “emite” un estudio en el que recomienda implantar el peaje para camiones en los tramos propuestos por Fomento en su Plan inicial y en otros seis más. La razón, el éxito del peaje “obligatorio” a camiones en la AP-7, en Cataluña.  El éxito se debe a que la siniestralidad se ha reducido considerablemente en la A2 por donde ya no circulan camiones.  ¿Con esto tenemos que asumir que los camiones son los que provocan los accidentes? ¿Quiénes provocan los accidentes los fines de semana, vacaciones y festivos que no circulan apenas camiones por las restricciones? Y coincide que son las fechas de mayor siniestralidad. Ya no son las constructoras, por motivos económicos, los únicos que reclaman peajes para los camiones. Veremos quién más da un paso al frente en los próximos meses, o semanas.

Otro punto, los impuestos a los carburantes. La directora de la Agencia Internacional de la Energía ha recomendado a nuestro Gobierno una subida de los impuestos que gravan los carburantes. De momento, sabemos que el Ministro de Industria ha dicho que no, pero estamos en período pre-electoral y los únicos movimientos impositivos que se dan en estas situaciones son a la baja, nunca al alza. Veremos qué sucede después.

El tercero, de nuevo peticiones de subida de pesos y dimensiones de los camiones. Bueno, exactamente hemos asistido a la petición por parte de ANFAC (Asociación Nacional de Fabricantes de Automoción) de permitir que los camiones se “sobrecarguen”, no sabemos si han estudiado cómo, para en menos viajes transporta lo mismo y reducir en unos 140 millones de euros el coste logístico de las empresas de automoción. Ahí queda eso. Está claro que si permitiendo más carga en los camiones, ellos van a ahorrar dinero, es porque piensan seguir pagando lo mismo por el transporte aunque se transporte más carga. No merece comentarios. Pero, atención, porque en la CEOE, la patronal, son varios los sectores económicos los que reclaman más capacidad de carga en los camiones para ahorrar costes de transporte. Esto, tampoco va a ir a menos.

Y en último lugar, la competencia desleal. Ya hemos hablado en los últimos números de la posición de FENADISMER con relación a las empresas españolas “deslocalizadas”, para ahorrar coste social y laboral principalmente, y la necesidad de legislar (como otros países que están tomando medidas unilaterales con la exigencia de un salario mínimo) para poner coto a una realidad que está empezando a hacer mucho daño. Pero es que ahora, empresas portuguesas, nos están haciendo lo mismo: falso cabotaje y trabajando en las obras del AVE en Galicia.

Nos espera una vuelta de las vacaciones calentita.

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