Algunos grandes flotistas y operadores logísticos han utilizado la figura social de la cooperativa para abusar de los falsos autónomos en un claro fraude de ley. El Tribunal Supremo en una reciente sentencia rechaza estas cooperativas instrumentales y obliga a la empresa a considerar como trabajador asalariado al falso autónomo que denunció la situación.
FENACOTRANS, Federación Nacional de Cooperativas de Transporte, aplaude la sentencia del Tribunal Supremo que da la razón a un falso autónomo que denunció a una cooperativa instrumental creada por un gran flotista para poder disponer de mano de obra en condiciones muy ventajosas, tanto por el coste económico como por el escaso reconocimiento de derechos de los trabajadores pertenecientes a la falsa cooperativa. Para FENACOTRANS, además del abuso al que se ven sometidos muchos falsos autónomos que acceden por encontrarse en condiciones muy precarias, está el daño que este tipo de cooperativas instrumentales hacen a las cooperativas que operan en el sector con total legalidad, en las que el socio invierte su trabajo y el vehículo con el que desarrolla su actividad y que tienen como finalidad la suma de esfuerzos en busca de un bien común.
Considera el Tribunal Supremo en su sentencia que estas cooperativas son «un mero subterfugio para la formalización aparente de este tipo de entidades carentes de cualquier actividad económica propia, y simplemente constituidas para poner a disposición de empresas del sector de transporte la mano de obra que supone la prestación de servicios de conducción.»
La empresa flotista o el operador logístico es el propietario de los camiones que alquila a la cooperativa y que utilizan los conductores, supuestos socios de una cooperativa instrumental sin actividad alguna, que se ven obligados a realizar los servicios que la empresa propietaria de los camiones les ordena para atender a sus clientes, que no son clientes de la cooperativa.
