Los fabricantes califican como reto muy exigente los objetivos de reducción de emisiones de CO2 para camiones. Consideran que la agenda establecida es muy ambiciosa y que solo se podrá cumplir si los países no proporcionan un marco adecuado: infraestructura de recarga, tasas por emisiones de carbono y ayudas la compra de vehículos de bajas emisiones.
La ACEA, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, ha emitido un comunicado tras conocerse el acuerdo alcanzado entre los representantes del Consejo y el Parlamento Europeos sobre el Reglamento de emisiones de CO2 de los vehículos pesados que señala en primer lugar que “los legisladores han llegado a un acuerdo que establece los objetivos de reducción de CO2 más ambiciosos para camiones y autobuses a nivel mundial”.
Aseguran a continuación que “apoyan plenamente una ambiciosa agenda de descarbonización. Sin embargo, el cronograma de implementación acordado sigue siendo extremadamente desafiante en ausencia de unas condiciones propicias”.
“Infraestructura de carga eléctrica y recarga de hidrógeno, planes integrales de fijación de precios del carbono (tasas por emisiones de CO2) y medidas de apoyo significativas para que los operadores de transporte inviertan rápidamente: estos son los ingredientes clave para descarbonizar rápidamente el sector del transporte pesado, además de los vehículos de cero emisiones”, ha aseverado Sigrid de Vries, directora general de ACEA.
“No podemos seguir fijando objetivos ambiciosos para los fabricantes de vehículos y esperar que a continuación se implementen de forma rápida y fluida. Sin un marco propicio para apuntalar la demanda de modelos de cero emisiones, alcanzar los objetivos será imposible, especialmente según el cronograma previsto”, explicó de Vries.
Señalan desde ACEA que para alcanzar los objetivos para 2030, ese año tendrían que estar circulando por las carreteras europeas más de 400.000 vehículos eléctricos de batería y propulsados por hidrógeno, y ese año al menos un tercio de todas las nuevas matriculaciones deberán ser de modelos de cero emisiones.
Y para que estos vehículos puedan operar con normalidad, se tendrán que desplegar al menos 50.000 estaciones con cargadores eléctricos para vehículos pesados, la mayoría con sistemas de carga de megavatios, y al menos 700 estaciones de recarga de hidrógeno para que la ecuación funcione, indican desde ACEA.
En cuanto a otros puntos incluidos en la propuesta acordada por los representantes de Consejo y Parlamento, que recordemos necesita el visto bueno del Consejo y el Parlamento, valoran como positivo que la fecha de revisión integral de la norma se adelante al año 2027 (si no hay un entorno adecuado de infraestructuras se podrían rebajar las reducciones de emisiones previstas) y que se puedan seguir ofreciendo incentivos para la adquisición de vehículos de bajas emisiones y cero emisiones (ZLEV) hasta 2029.
