Para buscar soluciones a la escasez de conductores, sobre todo futura, una de las opciones que se baraja es la contratación de conductores extranjeros, pero, las trabas burocráticas hacen que capacitar a conductores extracomunitarios lleve un año en el mejor de los casos, según denuncia FENADISMER.
Aunque los Ministerios de Seguridad Social, Transportes e Interior llevan un tiempo trabajando en la fórmula para aligerar de cargas administrativas y burocráticas la contratación de conductores extracomunitarios, la realidad es que en el mejor de los casos capacitar a conductores extracomunitarios lleva un año en el mejor de los casos, como pone de relieve FENADISMER.
Facilitar la contratación en sus países de origen de conductores no comunitarios o regularizar a extranjeros ya establecidos en territorio español no es suficiente cuando con sus países de origen no existe un convenio de canje o reconocimiento de los carnés de conducir. Y cuando existe, se refiere normalmente solo al carné B, pero no a los profesionales.
Así sucede con la mayoría de los convenios de canje de carnés de conducir que tiene España firmados con países no comunitarios, además de que no son muchos.
Ahora, estos potenciales conductores profesionales tienen que esperar hasta ocho meses para que Tráfico les examine del carné de conducir profesional a contar desde los seis meses desde que han obtenido la residencia. A esto hay que sumar el tiempo de obtención del CAP, normalmente el inicial en el caso de estos conductores extracomunitarios.
FENADISMER considera que, si las administraciones están dispuestas a facilitar la contratación en origen de conductores profesionales o regularizar a conductores ya existentes en nuestro territorio, bien podría Tráfico aligerar el tiempo de espera para que este aspirante a conductor profesional se examine en menos tiempo y pueda acceder a un puesto de trabajo en un periodo más o menos soportable.
Esta «solución» a la escasez de conductores actual y futura que tiene España, y toda Europa, deja de serlo en el momento en que se convierte en tan poco atractiva tanto para la empresa de transporte como para el aspirante.
En España, un 20% de las empresas afirman tener dificultades para sustituir a sus conductores o contratar nuevos profesionales. Eso lleva a afirmar que faltan 20.000 conductores o, lo que es lo mismo, que hay 20.000 puestos de conductor sin cubrir. Problema que se incrementará en el futuro dada la elevada edad media de los conductores españoles y europeos (por encima de 50 años).
Los motivos muchos: un elevado coste de la formación obligatoria para acceder a la profesión, una profesión dura y de riesgo, malas condiciones salariales y profesionales… y un cambio de paradigma en las generaciones jóvenes, que son las que deberían estar renovando a estos conductores ya próximos a la jubilación. Tampoco es una profesión atractiva para las mujeres, en ninguno de los sentidos. Y todo esto, hace que en unos años podamos encontrarnos con serios problemas en las cadenas de suministro, tanto a la industria en general, como a la población.
