La necesidad de hacer una transición ecológica por parte de los transportistas a vehículos más ecológicos que los diésel, ha llevado a muchos en los últimos años a hacerse con la única tecnología que es realmente alternativa para el transporte pesado de larga distancia: el gas natural vehicular que ha experimentado subidas superiores al 100% en las estaciones de servicio. En algunos casos de un día para otro.
Los propietarios de vehículos de gas natural, ya sea licuado en el caso de los camiones o comprimido, en el caso de las furgonetas y turismos (en Madrid, sin ir más lejos, la flota de taxi es en un elevado porcentaje de gas natural comprimido), han visto con enorme estupor cómo llenar el depósito de sus vehículos les ha supuesto encarecer la factura en un 100%, cuando no más.
El precio del gas natural vehicular hace un años, a principios de 2021, estaba por debajo del euro, incluso por debajo de 0,9 euros, el kilo. Y con la ventaja añadida que un kilo de gas natural da para hacer más kilómetros que un litro de gasóleo.
El gas natural vehicular había ido subiendo poco a poco, como el gasóleo, la luz y el resto de suministros básicos, situándose por encima del euro en la mayoría de los surtidores a finales de año. Pero, la sorpresa de mucho fue que el día 1 de enero, el precio del kilo había llegado a superar, incluso ampliamente, según las comercializadoras, los dos euros. Es decir, una subida superior al 100% en el precio del kilo de gas natural.
Los turismos o las furgonetas propulsadas por gas natural son en su inmensa mayoría bifuel, es decir, llevan otro depósito de gasolina. A malas, pensarán algunos, puedo ir circulando con gasolina. Y contaminando, claro. Porque los vehículos de gas natural llevan etiqueta ECO, lo que les permite acceder sin problemas a las Zonas de Bajas Emisiones de las ciudades que las tienen implantadas.
El gas natural vehicular reduce a cero las emisiones de partículas (las que crean las nubes de contaminación en las iciudades) y entre un 15 y un 25% las emisiones de CO2. No son vehículos neutros en su actividad, es cierto, pero siempre bastante menos dañinos para el medio ambiente que los vehículos diésel o gasolina.
Existe el debate en el seno de la Comisión Europea sobre la necesidad de considerar al gas natural vehicular como una energía verde. Pero hay países que se oponen, como España. Para nuestra Ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, el gas natural no es ni verde ni sostenible. Este mensaje solo puede servir para confundir a los transportistas que pretenden dar el salto a vehículos más ecológicos, y el gas natural indudablemente lo es. Mejor quedarse con el diesel, pensarán muchos.
Aquello de más vale lo malo conocido…
Pero el Gobierno español ha ideado un Plan de ayudas para la compra de vehículos de cero emisiones dotado con hasta 400 millones de euros. Se prevén ayudas para la compra de camiones eléctricos y de hidrógeno. Los primeros existen, con una oferta limitada y para servicios muy específicos, pero los hay. De hidrógeno, solo existen proyectos experimentales, de momento. De ahí, que el Comité Nacional del Transporte anunciara que ha impugnado dicho Plan de Ayudas, por poco realista y futurista.
Pero lo que sí que es el gas natural vehicular es la única alternativa real al transporte de larga pesado de larga distancia que se viene haciendo con vehículos diésel. Y así lo han entendido miles de transportistas que, en su intento de dar el salto a tecnologías más sostenibles lo han hecho con vehículos de gas natural. Vehículos que ahora, dado el coste del combustible, no pueden plantearse utilizarlos porque no hay precio de transporte que compense este precio del combustible.
Y la previsión para las próximas semanas es que el precio del gas natural siga subiendo.
