ETSC y otras organizaciones europeas que representan a usuarios vulnerables de las carreteras y conductores profesionales han enviado una carta a los eurodiputados para solicitarles que incluyan una formación específica para los conductores de furgonetas, algo como un CAP específico para conductores de furgonetas.
ETSC (organización independiente con base en Bruselas con el objetivo de trabajar para reducir el número de muertes y accidentes graves en las carreteras y el transporte europeo), junto con organizaciones que representan a los peatones, ciclistas y motociclistas europeos, más ETF, que integra a los sindicatos europeos de transporte profesional, han enviado una carta a los europarlamentarios en la que solicitan una formación adicional específica para los conductores de furgonetas, al hilo de la reforma de la Directiva de carnés europeos, que se está llevando a cabo en la actualidad.
Esta formación específica que solicitan para los conductores de vehículos de la categoría N1 dedicados al transporte profesional (vehículos hasta 3,5 toneladas dedicados al transporte de mercancías) sería algo similar al CAP, pero adaptado a este tipo de vehículo, que en la actualidad deben obtener los conductores de vehículos a partir de 3,5 Tn, considerados pesados, y que deben renovar cada cinco años.
Justifican en su carta esta decisión en que, el objetivo de la revisión de la Directiva de carné de conducir europea busca incrementar la seguridad en carretera y contribuir a alcanzar el objetivo comunitario de reducir las muertes y accidentes graves en carretera a la mitad en 2030.
Según los datos que proporciona esta organización, en 2018 se produjeron 2.630 muertes en las carreteras en accidentes en los que había una furgoneta implicada.Supone un 11% del total de los accidentes producidos en las carreteras europeas en ese año. Y un 39% de esas muertes correspondían a usuarios vulnerables.
Para alcanzar este objetivo es esencial que los conductores de furgonetas reciban una formación específica, que deberían renovar periódicamente, con temas como realizar la carga y descarga en condiciones de seguridad, sujeción correcta de la carga, prevención de la fatiga, planificación de la jornada y cumplimiento de la normativa de tráfico, incluyendo aspectos como el uso obligatorio del cinturón de seguridad o incluir advertencias de distracciones.
En los últimos años se ha multiplicado el uso de furgonetas como consecuencia de la expansión del comercio electrónico y la nula regulación y requerimientos que se precisan para poder ejercer el transporte de mercancías con este tipo de vehículos, como FENADISMER ha denunciado reiteradamente.
Carecen de ningún tipo de regulación, más allá de disponer del carné B, y no precisan cumplir otros requisitos (hasta 3,5 Tn de MMA en la normativa española es un sector completamente liberalizado o desregulado, según se mire). No precisan autorizaciones ni tienen que cumplir las normas de conducción y descanso.
Es un sector al que hay que sumar una elevadísima competencia y unas estrictas exigencias de mercado, lo que ha llevado a empeorar cada vez más las condiciones de trabajo de estos conductores. Muchos de ellos falsos autónomos, para los que esta organización pide que también tengan que recibir esta formación extra.
A partir de 2,5 toneladas, y desde 2026, los conductores de estas furgonetas tendrán que llevar tacógrafo y respetar tiempos de conducción y descanso, pero solo para transporte internacional. El nacional seguirá exento. Y, en cualquier caso, no va a afectar a un número importante de furgonetas que se mueven debajo de ese tonelaje.
Lo que piden estas organizaciones es:
- Crear una nueva categoría de CAP para conductores de furgonetas, con inclusión de los falsos autónomos.
- Proponen incluir esta propuesta junto con la que ha realizado el Parlamento Europeo de crear una categoría de carné B+, con requisito de formación separado de tipo CAP para los vehículos N1 que tengan fines comerciales.
- Rechazan también la propuesta de que el carné B permita conducir vehículos de hasta 4,25 Tn (previsto para vehículos de propulsiones alternativas al diésel), ya que este mayor peso supone un mayor riesgo de muerte o consecuencias graves en caso de accidente.