Al Ministerio no le interesa prohibir que los conductores carguen y descarguen. Al contrario, sigue echando balones fuera en la prohibición de la carga y descarga, como demuestra la respuesta que ha dado esta semana el Gobierno a una pregunta planteada en agosto por Andrés Lorite, Diputado y Portavoz del Partido Popular en la Comisión de Transportes del Congreso de los Diputados, al tema de la regulación de la carga y descarga por parte de los conductores.
Aunque el Ministerio crea que ya no es tema de actualidad, porque poco se habla de ello en estos meses, al sector del transporte no se le ha olvidado que hay un compromiso en firme del anterior Ministro con las organizaciones empresariales para regular las operaciones de carga y descarga por parte de los conductores.
Lo que para FENADISMER es, sencillamente ,la necesidad de que se prohiba que los conductores sigan realizando estas tareas, salvo en las excepciones que se consideren necesarias por razón de la carga.
En julio de 2019, el Comité Nacional planteó un paro con una serie de reclamaciones entre las que destacaba precisamente la prohibición de la carga y la descarga para su desconvocatoria. El Ministro anterior, José Luis Ábalos, firmó un compromiso con las organizaciones empresariales que incluía la regulación de estas operaciones antes de que finalizara el año 2019. Está finalizando 2021, dos años después, y seguimos en el mismo punto.
El Ministerio lo que hizo fue crear una Mesa de trabajo con cargadores, transportistas y Ministerio para avanzar en un acuerdo que desde el primer momento era imposible: los cargadores se oponen a cualquier tipo de prohibición o regulación de estas operaciones porque quieren, necesitan, que sean los conductores los que continúen con estas funciones. Entre otras cosas, porque esto les está suponiendo un ahorro anual de 2000 millones de euros.
Pero, además de la reclamación histórica que supone que los conductores conducen, ni cargan ni descargan; además de las razones de seguridad vial (sobrecarga al conductor) y protección de riesgos (los conductores utilizan maquinaria que no es suya y para la que no están formados y tienen que entrar en instalaciones para realizar estas tareas que no son su centro de trabajo), están las razones más que justificadas de dignidad profesional y respeto a la figura del conductor.
De la Mesa tripartita que mencionamos más arriba, los transportistas se marcharon ya que los cargadores no iban a ceder y la postura del Ministerio era más que tibia. Pesa mucho la presión de los grandes cargadores, más que la de los transportistas que por quienes tendrían que «velar» desde el Ministerio de Transportes.
Y en esta postura sigue el Ministerio, ya que a la pregunta realizada en agosto por Andrés Lorite, Diputado y Portavoz del Partido Popular en la Comisión de Transportes del Congreso de los Diputados sobre el estado de esta regulación, la respuesta del Ministerio, esta semana, ha sido: “en el marco del contacto y colaboración que de manera permanente se mantiene con el Departamento de Mercancías del Comité Nacional del Transporte por Carretera, se sigue avanzando en la configuración definitiva del Plan de Impulso de la Sostenibilidad del Transporte de Mercancías por Carretera, donde, entre otros asuntos, se contemplan medidas relativas a las operaciones de carga y descarga, dentro siempre de las posibilidades del marco normativo general que regula las relaciones mercantiles”.
Es decir, nada. El Ministerio en este punto sigue a lo suyo, echando balones fuera mientras los conductores son un bien cada bien más escaso y una de las razones conocidas de por qué esta profesión es tan poco atractiva no es solo económica, es también por las malas condiciones de trabajo, entre las que destaca el tener que cargar y descargar el camión y, normalmente, con no muy buen trato por parte de las superficies.
