El Ministerio de Transporte debería explicarnos cómo piensa contribuir a reducir las emisiones del transporte con vehículos usados y sin importar la antigüedad que tengan. Y es que, aunque una de las mayores preocupaciones mundiales es evitar el calentamiento del planeta, pocas o ninguna son las medidas reales que se toman. Sin ir más lejos tenemos a nuestro Ministerio de Transportes y su resistencia a fijar nuevos requisitos medioambientales en relación con los vehículos de transporte.
Los objetivos de reducir emisiones del transporte, pero con vehículos usados y sin importar la antigüedad que tengan, es la incongruencia que supone que hace un año el Tribunal Supremo eliminara el requisito de antigüedad máxima inicial de los vehículos y que el Ministerio de Transportes no haya regulado ningún requisito sustitutorio. Y no será porque FENADISMER no haya advertido de las consecuencias de dejar un acceso al sector de transporte tan fácil.
Esto ha llevado a que en un año, 5.000 nuevas empresas de transporte ejercen su actividad, mayoritariamente en el sector ligero, completamente desregulado desde 2013, y se han incorporado más de 18.000 vehículos usados, que ahora forman parte de nuestro parque de transporte.
El parque de camiones español es uno de los más antiguos de Europa, según los datos que facilita el propio Ministerio de Transporte: loas tractoras tienen una antigüedad media de 7,7 años y los camiones rígidos de 13,9 años. Antigüedad que prácticamente duplica la que tenía el parque de vehículos de transporte español en 2007.
El Gobierno de España, la Unión Europea, Naciones Unidas… todos plantean unos objetivos de reducción de emisiones exigente y en un plazo muy corto. Pero nuestro Ministerio de Transportes no parece sentirse implicado en estos objetivos, cuando sigue mostrando tanta resistencia a introducir cualquier tipo de requisito adicional en relación con los vehículos para acceder al sector por primera vez, para ampliar o para sustituir flota.
En estos días hemos oido hablar en los medios de los acuerdos, poco o nada ambiciosos, de los países más ricos del mundo para parar el calentamiento global; escribimos a menudo sobre los objetivos del Gobierno español o de la Unión Europea de reducir las emisiones del transporte. También hemos sabido que, en lo que va de 2021, hay 18.000 vehículos más de transporte de mercancías en el sector que hace un año y con una antigüedad bastante incompatible con cualquier objetivo de reducir las emisiones de transporte. Y no hablemos ya de seguridad vial, ya que al tratarse de vehículos antiguos no incorporan los sistemas de seguridad y de asistencia al conductor que sí incluyen las nuevas generaciones de camiones.
De los 5.000 nuevos transportistas de este año, la mayor parte lo son en transporte ligero (4.800 nuevos transportistas) y el resto en pesado. En cuanto a los vehículos usados que se han incorporado, 6.300 son ligeros y el resto usados. A estas cifras no solo contribuye la inexistencia de requisitos en relación con los vehículos, si no también el flaco favor que algunas Comunidades Autónomas están haciendo al sector al facilitar en exceso los exámenes de competencia profesional, como también ha denunciado FENADISMER en reiteradas ocasiones.
FENADISMER considera imprescindible que el Ministerio de Transportes se implique en los objetivos medioambientales de la Unión Europea y fije algún tipo de requisito medioambiental en relación con los vehículos adecuados y aceptados para acceder al sector o para ampliar o sustituir flota de transporte. Requisitos que vayan en consonancia con la mejora perseguida no solo por España si no también por la Unión Europea.
